Es que ya no hay luz... la mirada perdida es el reflejo de que has dejado volar la imaginación y...
(...)estás en una casa al lado de la playa. Abres los ojos, y ves la orilla. No hace sol pero el día es bonito. Fuera, la brisa de septiembre.
Ventanales altos con doseles amontonados a la izquierda. Oyes el crujir de la madera del suelo detrás de tí, y ladeas la cabeza para poder ver.
Te incorporas, y pones los pies en el suelo, paras tu marcha por un momento y contemplas el mar. A lo lejos pequeños burritos de espuma blanca. Eso es lo que hace el viento en el mar.
Te encaminas al baño.
Una gran claraboya en el techo deja entrar la luz natural, y al lado del plato de ducha hay unas piedras de rio que trajiste de tu último paseo por la orilla de Gijón.
Después del agua reparadora, te envuelves en ese albornoz viejo que te trajiste "prestado" de un hotel del que ya no recuerdas su nombre, y sales a la terraza. La madera te habla mientras paseas descalzo hasta la mecedora...te sientas, acurrucas las piernas entre tus brazos, y te das cuenta que tienes todo aquello que habías soñado. (...)
A Tony, por ese cafe...