eL iNiCio

Nunca creí en los regalos “empaquetados”, ni en el cheque del Corte Inglés como solución a la poca imaginación para encontrar el detalle especial para alguien. Tampoco he sido convencional ni metódica en los calendarios “happy birthay to you”, y digo esto para que los que lo han sufrido en sus propias carnes me lleguen a perdonar algún día.Pero lo que siempre me ha gustado es compartir. Es mucho más generoso llegar a tener algo y no quedártelo para ti solo/a, que sacar esas bandas de plástico con un buen montón de dígitos y comprar el detalle de turno.Así que en un ataque de “altruismo musical incontrolable” he decidido crear este blog y “colgar” todo aquello que me gusta para mí y que compartiría contigo.Tengo la sensación que NO todo se quedará en un recopilatorio audible... y puede que la cosa degenere y se cree uno de esos mundos donde las personas “colgamos” aquello que nos pasa, aquello que pensamos, aquello que quisiéramos decir y que no nos atrevemos... algunas cosas mágicas, algunas cosas míticas, lo típico, lo tópico ... pero dejemos de pensar lo que será y empecemos a crear lo que es.
M.

6 dic 2009

ToMaNdO uNa TaZa De CaFe, La ImAgInAciÓn VuElA


El 06 de diciembre a las 18:32

Es que ya no hay luz... la mirada perdida es el reflejo de que has dejado volar la imaginación y...

(...)estás en una casa al lado de la playa. Abres los ojos, y ves la orilla. No hace sol pero el día es bonito. Fuera, la brisa de septiembre.

Ventanales altos con doseles amontonados a la izquierda. Oyes el crujir de la madera del suelo detrás de tí, y ladeas la cabeza para poder ver.
Alguien entra con una taza de café en la mano, y te lo pone en la mesita, al lado de tu libro preferido y el punto de libro que te compraste en Roma.

Te incorporas, y pones los pies en el suelo, paras tu marcha por un momento y contemplas el mar. A lo lejos pequeños burritos de espuma blanca. Eso es lo que hace el viento en el mar.

Te encaminas al baño.

Una gran claraboya en el techo deja entrar la luz natural, y al lado del plato de ducha hay unas piedras de rio que trajiste de tu último paseo por la orilla de Gijón.

Después del agua reparadora, te envuelves en ese albornoz viejo que te trajiste "prestado" de un hotel del que ya no recuerdas su nombre, y sales a la terraza. La madera te habla mientras paseas descalzo hasta la mecedora...te sientas, acurrucas las piernas entre tus brazos, y te das cuenta que tienes todo aquello que habías soñado. (...)


A Tony, por ese cafe...